EL PUENTE DE LAS MATANZAS

Los alistanos aprovechan la Constitución y la Inmaculada para cumplir con la tradición y sacrifican la mayor parte de los cerdos que se matan cada año

Las familias de los pueblos de Aliste, Tábara y Alba se metían ayer de lleno en la tradicional matanza, una celebración de tres jornadas donde se sacrifican los cerdos que dan productos para la alimentación de las familias, antes mas que ahora, durante el otoño, invierno, primavera y verano.

Antiguamente la tradición mandaba que los sacrificios se empezarán coincidiendo con San Martín (11 de diciembre) y finalizarán por San Blas (3 de febrero). De esta manera las viandas: jamones, tocinos, chorizos, morcillas y lomos se curaban antes de la llegada de los calores.

Los tiempos han cambiado y la emigración, que llevo al éxodo rural de miles de alistanos, ha traído consigo un envejecimiento progresivo de la población. Los abuelos y abuelas son mayoría en los pueblos y las tareas de la matanza difíciles de afrontarse. Ello ha llevado a buscar el regreso de hijos y nietos y así los días entre la Constitución y la Inmaculada Concepción han terminado por convertirse en el «puente de las matanzas». Desde ayer hasta el sábado se realizarán el 85% de las matanzas en tierras alistanas.

De los 2.256 cerdos sacrificados en 2016 en la provincia, la mayoría lo fueron para el autoconsumo en Aliste, Tábara y Alba. Durante la posguerra, hacia 1960, en una comarca con 102 pueblos, cada familia sacrificaba uno o dos cerdos, lo cual suponía la matanza tradicional de alrededor de 8.000 cerdos.

La matanza se distribuye en tres días: el primero al sacrificio, el segundo a deshacer las canales y a picar la carne, al adobo y derretir la manteca y tercero para elaborar chorizos y botillos. Una de las tradiciones que se mantiene es la del chamuscado del cerdo utilizando pajas de centeno. Antaño en verano, antes de la trilla se extraían de los manojos de centeno las «porretas» más largas con las que se hacían los «encaños», utilizados al año siguiente para hacer las «ataderas» para el trigo y la cebada. Al derramar la mies en la parva, las ataderas se recogían y se guardaban para chamuscar los cerdos.

Este año las gélidas temperaturas son propicias para las matanzas y el curado de las viandas antes de Nochebuena.

Históricamente los cerdos de la matanza vivían durante un año como reyes. Antiguamente también en Aliste se sacaban al campo como ahora sucede en Extremadura, aunque la mayor parte del tiempo estaban estabulados en sus cortejas. En verano la alimentación era a base de harina y agua con hojas de negrillo crudas. En otoño e invierno se alimentaban de berzas y patatas que previamente eran cocidas en la caldera a la lumbre de la cocina. Donde las había se le daban también bellotas.

En Aliste, Tábara y Alba se mantiene una tradición de siglos: el cerdo ha de tener para su sacrificio como mínimo un año de vida. Antaño, cada 11 de noviembre los Marquesados de Tábara y Alcañices y el Condado de Alba de Aliste, recaudaban la «martiniega» en forma de gallinas, cabritos, corderos, terneros y cerdos.

Alistanos, tabareses y albarinos sabían que obviamente el recaudador de su señor iba al corral a coger los mejores, por eso ellos se adelantaban y escogían el de la matanza del año siguiente que se escondía en el monte para que no cayera en manos de la nobleza.

http://www.laopiniondezamora.es/comarcas/2017/12/07/puente-matanzas/1049666.html

http://www.laopiniondezamora.es/comarcas/2017/12/07/dieta-hojas-negrillo-verano-patatas/1049665.html

http://www.laopiniondezamora.es/comarcas/2017/12/07/cebon-elegia-recaudar-martiniega-11/1049664.html